El renting y el leasing son opciones de alquiler que nacieron, inicialmente, para dar respuesta rápida a las necesidades variables de las empresas, pero que cada vez son más las personas físicas quienes los usan. A veces se confunden los términos o no se entienden bien las diferencias o los límites entre ambos, así como para qué públicos son más adecuados y las características de cada uno de los servicios. A continuación, la diferencia entre leasing y renting.
Renting: qué es y cuáles son sus características
El renting es el ejemplo más claro de la gran penetración de este servicio en España. Si bien fue diseñado inicialmente para empresas, cada vez son más los particulares que se benefician de él. Esto es lo que se llama renting a particulares.
Es un servicio mediante el que tú, como usuario, adquieres el derecho a utilizar y disfrutar un bien (en nuestro caso, un vehículo) por un periodo de tiempo determinado. Durante ese plazo el consumidor abonará una cuota periódica fija donde se incluyen los servicios de mantenimiento y otros como el de la contratación del seguro del coche.
En el caso del renting flexible, el cliente incluso puede obtener otros servicios como la carencia de permanencia, la posibilidad de cambiar el vehículo en cualquier momento, de ampliar o disminuir la flota o, directamente, rescindir el contrato si así lo desea. Además, aquí el usuario obtiene las mejores condiciones financieras respecto al renting tradicional.
Leasing, ¿qué ofrece?
El leasing es un contrato de alquiler de un vehículo a largo plazo donde se incluye la posibilidad de compra, de extensión del plazo o la solicitud de una prórroga. Este tipo de contratos, generalmente, se realizan con una entidad financiera. Por ello, en muchos casos se requiere pagar de antemano una cuota de entrada. Posteriormente se realizan los pagos mediante una cuota fija con la periodicidad que se haya acordado, que puede ser quincenal, mensual, trimestral, anual, etc.
En el leasing, cuando se han pagado todas las cuotas, el usuario puede adquirir el bien que puede ser nuevo o de segunda mano. Algo que también contempla el renting.
Es importante destacar que el coste económico del leasing resulta mayor que el del renting.
Este servicio está más bien pensado para que las empresas puedan acceder a los recursos que necesitan para su funcionamiento sin necesidad de recurrir a otras fórmulas de financiación más caras o inaccesibles.
Diferencias entre renting y leasing principales
En general, la gran diferencia entre el leasing y el renting es que este último implica la compra del bien a la finalización del contrato, mientras que en el renting no. De hecho, aunque exista el leasing para particulares, no suele ser nada recomendable.
También es apreciable el coste del leasing sobre el renting, así como la exigencia de un mayor compromiso. El renting se mantiene más flexible hasta en su modalidad más básica mientras el leasing siempre resulta más exigente y rígido.
En el renting, mediante el pago de una cuota accedes a una contraprestación siendo la propiedad en todo momento de la compañía. De ahí el nombre de renting (alquiler). En el caso del leasing, se establece un contrato financiero que, por ende, está regulado por la Ley, ya que en el leasing el principal objetivo es la adquisición de bienes.
Aunque el renting también permita la adquisición de los bienes, el usuario no está necesariamente obligado a comprarlos, e incluso puede cerrar el contrato una vez pasado un tiempo determinado. Si se trata de un renting flexible, la baja del servicio se puede hacer en cualquier momento porque no hay permanencias.
Teniendo en cuenta toda la diferencia entre el leasing y el renting en su conjunto, está claro que tanto el Renting como el Renting Flexible son las mejores opciones tanto par autónomos y PYMES como para particulares.
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